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BLOGDespertar

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Es una sensación extraña, no podría decir que paranormal, pero está presente siempre desde que empecé el juego inconsciente y podría decir que inocente, de la práctica de yoga. Se manifestaba en un principio de forma incipiente, casi burda como esa sensación en la montaña rusa cuando vas de bajada, como un disparo de adrenalina...

Es una sensación extraña, no podría decir que paranormal, pero está presente siempre desde que empecé el juego inconsciente y podría decir que inocente, de la práctica de yoga. Se manifestaba en un principio de forma incipiente, casi burda como esa sensación en la montaña rusa cuando vas de bajada, como un disparo de adrenalina pero sin el acelere o agitación posterior; la sensación también causaba una particular euforia, mas no adictiva, apenas y duraba unos segundos. Llegue a concluir que eso era lo más parecido al Nirvana o Samadi que podría estar. Hice todo tipo de prácticas, ayuno, limpieza de colon, limpieza nasal, deje de comer cerdo y por un tiempo también carne (aunque eso no duró demasiado), un par de retiros espirituales con temascal, trabajo comunitario para una secta tántrica, yoga, yoga y más yoga.

Muchos maestros y maestras de los que aprendí amor propio y autoestima, muchos charlatanes, mucho dinero perdido o en otros términos “mucha energía invertida” para mi “desarrollo” o “crecimiento espiritual”. Después de recorrer varios caminos, decidí dejar de seguir falsas ilusiones de espiritualidad y centrarme en la felicidad que puedo crear yo misma, practicar yoga para conectarme con ese subidón de alegría y continuar con lo mío. Descubrí mis capacidades para ayudar a otros a través del yoga, tratando de ser honesta siempre y no vender falsos caminos de los que en realidad ni siquiera he caminado. Aprendiendo las bases técnicas, entendiendo la correlación biomecánica de las posturas o ásanas con las enfermedades físicas o emocionales, encontrando mi propia y particular forma de amar al otro. La palabra clave es amar… amar mi trabajo y amar la vida, amar y agradecer siempre con el corazón abierto y sin condición.

El subidon ahora llega y se va, incluso cuando no estoy practicando, incluso dormida, incluso cuando hablo con alguien o estoy dando una sesión de Coaching. No sé si en verdad es un despertar espiritual, no sé si esas pequeñas lagunas mentales en las que en medio del subidon digo mensajes o avisos a mi interlocutor sin tener siquiera conciencia de que lo estoy haciendo. Incluso ahora que escribo estas líneas, está presente, más no me causa temor, por el contrario, siento euforia, placer, amor, gratitud. Creo que esto es lo que se siente despertar.

Con Amor,

Luz

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